domingo, 12 de mayo de 2013

CARTA A LA MADRE

César Dávila Andrade
A estas horas ya habrás cenado ese pan tan delgado, que al mirarlo, produce una sonrisa y una lagrima.
Y pensar que yo nunca sentí tu hambre, que te robé un árbol azul y dos arbustos blancos y que por eso hoy tienes marchitas ya las venas, y descalza la blanca altura de los senos, y que un ángel oscuro con un nombre extranjero, tal si fuera una puerta, a tu esternón golpea...
No madrugues a misa ni cojas el sereno y sé muy bien que amas con el dolor de Cristo Mil noches de costuras te han llagado los ojos y la malva de tus sagradas manos tiembla ya con el viento que gira en la ventana.
No sufras porque el sábado amanezca con lluvia ni porque el río baje con un ramo de lirios. No sufras porque ha muerto esa gallina blanca con la que hablara en sueños, una noche, mi hermana.
Ya recibí tu carta.¡Escrita con romero y pestañas azules! Me cuentas que se ha muerto mi prima María Augusta Ahora que estoy lejos te diré: Yo la amaba. Mi timidez de entonces me quebró las palabras. Baja mañana a verla con un ramo de nardos y recítale alguna oración impalpable.
Dile que ya no bebo y que he pasado el año. Ahora que estoy lejos te diré ¡Cuanto la amo!
Dime sinceramente qué piensas de este hijo. Te salió tan extraño. Renunció todo aquello que los otros ansiaban. y se hundió en sí, tanto, que quizá no es el mismo...
Seguramente piensas: "estará enamorado". Y habrás adivinado.Encontré una muchacha con una voz blanquísima y los filos dorados, el pelo hecho de espiga y sortijas de malta.
Y ahora, yo quisiera decirte que te amo, pero de una manera que tú no sospechaste. Verás.Ahora te amo en todas las mujeres, Te amo en todas las madres, te amo en todas las lágrimas.
Tú dirás "Esas cosas que tiene..." No sé qué le ha pasado.Talvez esté enfermo. Talvez los libros raros... Es que el amor de antes se me ha vuelto tan claro que siento que ya nada es para mí extraño...

sábado, 22 de diciembre de 2012

El color de la Navidad Estas navidades siniestras

Por: Gabriel García Márquez (Diciembre de 1980)
Hay tantos estruendos de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de plata para quedar bien por encima de nuestros recursos reales, que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace dos mil años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David; 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero mucho lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable. Y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de la imaginación familiar. El Niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más pequeñas que la virgen y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los reyes magos el camino de salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los reyes magos —como sucede en España con toda razón— sino el Niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegan pronto y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión, no sólo porque yo creía de veras que era el Niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque habría querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños y me quedé en el limbo. Aquel día —como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria— perdería la inocencia. Pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora. Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una desgastadora agresión cultural. El Niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papá Noel de los franceses, y a quienes conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador de nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de América Latina. En la leyenda nórdica, San Nicolás construyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes, y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y a Francia. Luego pasó a Estados Unidos y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno y estos quince días de consumismo frenético a los que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés, y tantas otras estupideces gloriosas, para las cuales ni siquiera valía la pena haber inventado la electricidad. Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocaron de puerta buscando donde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario: es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad prudencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace 15 años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños —viendo tantas cosas atroces— terminen por creer de veras que el Niño Jesús no nació en Belén sino en los Estados Unidos.

sábado, 12 de noviembre de 2011

LA RESPUESTA DE UN GRIEGO A UN ALEMÁN QUE PUBLICO UNA CARTA EN UN DIARIO DE ALEMANIA




de Nicolás Sola
SOLO PARA LAS PERSONAS PACIENTES, QUE DESEEN VER LO QUE UN GRIEGO LE RESPONDIÓ A UN ALEMÁN QUE PUBLICO UNA CARTA EN UN DIARIO DE ALEMANIA.
La confrontación epistolar entre un griego y un alemán que fue portada de la prensa
Hace unos meses, apareció publicada en el diario alemán Stern, una Carta Abierta dirigida a los "Queridos griegos" por un ciudadano alemán de nombre Walter Wuellenweber. El siguiente es un extracto de esa epístola:
Carta de queja a Grecia
Después que Alemania tuvo que salvar a los Bancos, ahora debe salvar también a Grecia. Los griegos, que primero han hecho alquimias con el Euro, ahora en vez de hacer economías, hacen huelgas
Queridos griegos: desde 1981 pertenecemos a la misma familia. Nosotros, los alemanes, hemos aportado como nadie otro al Fondo común, cerca de 200.000.000.000 euros, mientras que Grecia ha recibido cerca de 100 mil millones de esa suma, o sea la mayor suma per cápita que ningún otro pueblo de la UE. Nunca ningún pueblo ayudó hasta ahora voluntariamente hasta este grado a otro y por tanto tiempo. Son Uds sinceramente, los amigos más caros que tenemos.
El caso es que no solo Uds se engañan a sí mismos, sino que también a nosotros. En esencia, Uds nunca demostraron ser merecedores de nuestro Euro. Desde su incorporación como moneda de Grecia, nunca lograron hasta ahora cumplir con los criterios de estabilidad. Dentro de la U.E. son el pueblo que gasta las mayores sumas en bienes de consumo.
Uds descubrieron la Democracia, entonces deben conocer que se gobierna a través de la voluntad del pueblo, quien finalmente tiene la responsabilidad. No digan entonces, que solo los políticos son responsables del desastre. Nadie los obligó a evadir durante años impuestos, oponerse a cada
política coherente para reducir el gasto público y nadie los obligó a elegir los gobernantes que han tenido y tienen.
Los griegos son quienes nos han mostrado el camino de la Democracia, de la Filosofía y de los primeros conocimientos de Economía Nacional. Pero ahora nos muestran un camino equivocado. Y donde Uds ya han llegado, no va más allá!!
La respuesta de un griego
A la semana siguiente, STERN publica una Carta Abierta de un griego, dirigida a Wuellenweber, que fue publicada en la portada del ateniense diario Athens Plus:
Querido Walter, me llamo Georgios Psomás. Soy funcionario público y no "empleado público" como despectivamente, como insulto, se refieren a nosotros mis compatriotas y tus compatriotas..
Mi sueldo es de 1.000 euros. Por mes eh? No vayas a pensar que son por día, como te quieren hacer creer en tu país. Fijate que gano una cifra que ni siquiera es inferior en 1.000 euros a la tuya que es por varios miles.
Desde 1981, tenés razón pertenecemos a la misma familia. Solo que nosotros les hemos concedido en exclusividad a Uds un montón de privilegios, como ser los principales proveedores del pueblo griego de tecnología, armas, infraestructura (2 autopistas y dos grandes aeropuertos internacionales), telecomunicaciones, productos de consumo, autos, etc. Si me olvido de algo perdóname. Te señalo que dentro de la UE somos los mayores importadores de productos de consumo
que elaboran las fábricas alemanas.
La verdad es que no hacemos responsables solo a nuestros políticos por el desastre de Grecia. Contribuyeron mucho algunas grandes empresas alemanas, las que pagaron enormes coimas a nuestros políticos para asegurarse los contratos, para vendernos de todo, y unos cuantos submarinos fuera de servicio, que puestos en el mar, quedan tumbados de costado en el mar.
Yo sé que aún no das crédito a lo que escribo. Teneme paciencia, esperá, lee toda la carta y si no llego a convencerte, te autorizo a que me eches de la Eurozona, ese lugar de la VERDAD, de la
PROSPERIDAD, de la JUSTICIA y de lo CORRECTO.
Estimado Walter:
Pasó más de medio siglo desde que la 2da Guerra Mundial terminó, ES DECIR MÁS DE 50 AÑOS, desde la época en que Alemania debería haber saldado sus obligaciones con Grecia. Estas deudas, QUE SOLO ALEMANIA hasta ahora se resiste a saldar con Grecia, (Bulgaria y Rumania han cumplido en pagar las indemnizaciones estipuladas), consisten en :
1. Una deuda de 80.000.000 de marcos alemanes por indemnizaciones, que quedó impaga desde la Primera Guerra Mundial
2. Deudas por diferencias de clearing, en el período entreguerras, que asciende hoy en 593.873.000 dólares USA.
3. Los préstamos obligados que contrajo el III Reich a nombre de Grecia durante la ocupación alemana, que ascendieron en 3,5 mil millones de dólares durante todo el período de ocupación.
4. Las reparaciones que debe Alemania a Grecia , por las confiscaciones , persecuciones, ejecuciones y destrucciones de pueblos enteros, rutas, puentes, líneas ferroviarias, puertos, que produjo el III Reich,y que según lo dictaminado por los tribunales aliados, asciende a 7,1 mil millones de dólares, de los cuales Grecia no vio un billete aún.
5. Las inmensurables reparaciones de Alemania por la muerte de 1.125.960 griegos (38.960 ejecutados, 12.000 muertos como daño colateral, 70.000 muertos en combate, 105.000 muertos en los campos de concentración en Alemania, 600.000 muertos de hambre, etc. etc.)
6. La tremenda e inmensurable ofensa moral ocasionada al pueblo griego y a los ideales humanísticos de la cultura griega.
Sé amigo Walter, que no te debe gustar para nada lo que te escribo. Lo lamento. Pero más me molesta lo que Alemania quiere hacer conmigo y con mis compatriotas.
Amigazo Walter: en Grecia operan 130 empresas alemanas, dentro de las cuales se incluyen todos los colosos de la industria de tu país, las que tienen ganancias anuales de 6,5 mil millones de euros.
Muy pronto Walter, si la cosa sigue así, no podré comprar más productos alemanes, porque cada vez tengo menos dinero. Yo y mis compatriotas crecimos siempre con privaciones, lo vamos aguantar, no te hagas problema. Podemos vivir sin BMW, sin Mercedes, sin Opel, sin
Skoda. Dejaremos de comprar productos de Lidl, de Praktiker, de IKEA.
Pero Uds, Walter, ¿cómo se las van a arreglar con los desempleados que dejará esta situación que por ahí los obligue a bajar su standard de vida, sus autos lujosos, sus vacaciones al exterior, sus excursiones sexuales a Tailandia?
Ustedes (alemanes, suecos, holandeses, y restantes "compatriotas" de Euroza) pretenden que nos vayamos de Europa, de la Eurozona y no sé también de donde más.
Creo firmemente que debemos hacerlo, para salvarnos de una Unión que es una banda de especuladores financieros, un equipo en el cual jugamos, si consumimos los productos que Uds ofrecen: préstamos, bienes industriales, bienes de consumo, obras faraónicas, etc.
Y finalmente Walter, debemos "arreglar" otro tema importante, ya que tu también, eres deudor de Grecia:
¡¡¡EXIGIMOS QUE NOS DEVUELVAN LA CIVILIZACIÓN QUE NOS ROBARON!!!
Queremos de vuelta a Grecia las inmortales obras de nuestros antepasados, que guardan en los museos de Berlín, de Munich, de París, de Roma y de Londres.
¡¡Y EXIJO QUE SEA AHORA!! Ya que si me muero de hambre, me quiero morir al lado de las obras de mis antepasados
Cordialmente
Georgios Psomás

domingo, 2 de enero de 2011



Joan Manuel Serrat


...DE CARTON PIEDRA

Era la Gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol
Limpia y bonita Siempre iba a la moda
Arregladita como pa' ir de boda
Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra
que de San Esteban a Navidades
entre saldos y novedades
hacía más tierna mi acera

No era como esas muñecas de abril
que me arañaron de frente y perfil
Que se comieron mi naranja a gajos
Que me arrancaron la ilusión de cuajo,
y con la presteza que dá el alquiler
olvida el aire que respiró ayer
juega las cartas que le dá el momento
Mañana es sólo un adverbio de tiempo
No, no Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina
Como una novia,
como un pajarillo pidiéndome
libérame, libérame
Y huyamos a escribir la historia

De una pedrada me cargué el cristal
y corrí, corrí con ella hasta mi portal
Todo su cuerpo me tembló en los brazos
Nos sonreía la luna de marzo
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres, un, dos, trestodo daba igual
Y yo le hablaba de nuestro futuro
y ella lloraba en silencioos lo juro
Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho
pena tras pena
Tuve entre mis manos el Universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema

Y entonces llegaron ellos
Me sacaron a empujones de mi casa y me encerraron
entre esas cuatro paredes blancas, donde vienen a verme
mis amigos de mes en mesde dos en dos
y de seis a siete

CASTILLOS EN EL AIRE




Alberto Cortez


Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, ""¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!"".

Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.

En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
""No vaya a ser que fuera contagioso...""
tratar de ser feliz de aquella forma.

La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.

Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...

jueves, 2 de diciembre de 2010

NANAS DE LA CEBOLLA

Miguel Hernández


La cebolla es escarcha 
cerrada y pobre. 
Escarcha de tus días 
y de mis noches. 
Hambre y cebolla, 
hielo negro y escarcha 
grande y redonda. 

En la cuna del hambre 
mi niño estaba. 
Con sangre de cebolla 
se amamantaba. 
Pero tu sangre, 
escarchada de azúcar 
cebolla y hambre. 

Una mujer morena 
resuelta en lunas 
se derrama hilo a hilo 
sobre la cuna. 
Ríete niño 
que te traigo la luna 
cuando es preciso. 

Tu risa me hace libre, 
me pone alas. 
Soledades me quita, 
cárcel me arranca. 
Boca que vuela, 
corazón que en tus labios 
relampaguea. 

Es tu risa la espada 
más victoriosa, 
vencedor de las flores 
y las alondras. 
Rival del sol. 
Porvenir de mis huesos 
y de mi amor. 

Desperté de ser niño: 
nunca despiertes. 
Triste llevo la boca: 
ríete siempre. 
Siempre en la cuna 
defendiendo la risa 
pluma por pluma. 

Al octavo mes ríes 
con cinco azahares. 
Con cinco diminutas 
ferocidades. 
Con cinco dientes 
como cinco jazmines 
adolescentes. 

Frontera de los besos 
serán mañana, 
cuando en la dentadura 
sientas un arma. 
Sientas un fuego 
correr dientes abajo 
buscando el centro. 

Vuela niño en la doble 
luna del pecho: 
él, triste de cebolla, 
tú satisfecho. 
No te derrumbes. 
No sepas lo que pasa 
ni lo que ocurre.